(...)
CAR: Quiero irme, trato de irme.
SEG: No me querés.
CAR: No se trata de eso.
SEG: Antes me querías.
CAR: Recordaré tu palidez legendaria, tu aversión al arrabal...
SEG: Qué vida fácil tenés.
CAR: ¿Y a esto llamás vida?
SEG: Y yo con el corazón olvidado del ritmo, con los pulmones desgarrados, yo tratando de encontrar, sola, a solas, en soledad, encontrar, a fin de pintar, de escribir.
CAR: Pero está el mar, la gente, las estaciones, los suburbios...
SEG: No quisiera pintar ni describir una cara ni un acantilado ni casas ni jardines, sino algo más que todo eso, algo que si yo no lo hiciera visible, serías una ausencia.
CAR: Si yo fuera escritor describiría (canturrea): el "dramón de la pálida vecina/que ya nunca salió a mirar el tren". ¿No te conmueve esa renuncia al uso de los ojos?
SEG: Que se joda por coger para joderse.
CAR: Cuando entrás en el seno de la obscenidad, nunca más se te ve salir.
SEG: La obscenidad no existe. Existe la herida. El hombre presenta en sí mismo una herida que desgarra todo lo que en él vive, y que tal vez, o seguramente, le causó la misma vida.
CAR (canturreando): "La vida es una herida antigua..."
SEG: Todo, hasta el tango me da la razón. Pero ¿para qué me sirve tanta razón?
CAR (recitando): Amputada de sí misma y de esa clara razón sin la cual somos apenas maniquíes, apenas bestezuelas.
SEG: Qué tango paleolítico.
CAR: Lo trajeron los hermanos Pinzón, o Cabeza de Vaca, o tal vez Cabello y Mesa junto con López y Planes.SEG: ¿Quiénes son López y Planes?
CAR: Los trillizos que hicieron el himno nacional.
SEG: Mi único país es mi memoria y no tiene himnos.
(...)
SEG: La realidad nos ha olvidado y lo malo es que uno no se muere de eso.
CAR: Ya no existe la realidad.
SEG: Sin embargo cumplimos años, perdemos la frescura, las ganas... Perdemos... Car, ¿no es eso la realidad?
CAR: Entonces la realidad no nos ha olvidado.
SEG: ¿Y por qué decís que ya no existe?
CAR: ¿Puede darse algo más triste que esta conversación?
SEG: Quizás es triste porque no hacemos nada.
CAR: No hacemos nada pero lo hacemos mal.Pausa.
SEG: Creés que sos el único que sufre en este mundo porque quisiste un triciclo y no te lo dieron. ¿Te creés muy importante, verdad?
CAR: Muy.
SEG: Esto no anda. Pensé que criticarme me divertiría.
CAR: Te dejo.
SEG: ¿Tenés que hacer?
CAR: Tengo.
SEG: ¿Hacer qué?
CAR: Mirar el montón de manos de muñecas que hay en la azotea de Angelo, el que fabrica muñecas.
SEG: ¿Y para qué mirar manos sin brazos?
CAR: Miro manos chiquitas para que se apaguen mis rumores (canturrea): "Araca, corazón, calláte un poco..."
SEG: ¿Para qué diablos querés apagar tus rumores?
CAR: Me hablás con desprecio.
SEG: Perdón. (Pausa. Más fuerte). Que conste en los complejos anales de nuestra historia que dije perdón. Y vos, como si nada. No sabés cuánto desprecio a los que no se interesan por mí.
(...)
CAR: (...) ¿Qué te pasa?
SEG: Un tormento como sentirse deletreada por un semianalfabeto. De noche alguien pregunta en un jardín, pero las respuestas son equívocas y desdobladas.
CAR: Por lo menos sufrís, por lo menos sos desdichada.
SEG: Admiro tu dulzura ponzoñosa.
CAR: No me duele tu ironía. Pero si hicieras un esfuerzo por hablar. Te haría tanto bien.
SEG: ¿Querés que hable? Muy bien. (Pausa). Todo está como un peine lleno de pelos; como escuchar con una esponja en los oídos; como un loco metiendo a una mujer en la máquina de picar carne pero le parece poco y mete también la alfombra, el piano y el perro. (Cierra los ojos). Mirá por la ventana y decíme qué hay.
CAR (mirando por la ventana): No lo puedo creer.
SEG: No te pido que te hagás creyente sino que digas lo que hay.
CAR: Hay un fotógrafo de esos que sacan "mirando el pajarito". Está fotografiando a un ciego -sí, lleva bastón blanco- acompañado de su perro.
SEG: ¿Y en la ventana de enfrente?
CAR: Lo de siempre: una bombacha y un corpiño sobre una silla y una sombra que va y viene. Es la sombra de la dactilógrafa.
SEG: ¿Y el sol?
CAR: No hay sol.
SEG: ¿Entonces qué?
CAR: Está opaco.
SEG: ¿Y los espejos que brillaban tan dulcemente?
CAR: También los espejos están opacos.
SEG (abriendo los ojos): Ponéte al lado mío.Car se pone junto al triciclo.
CAR: Mi amante es más alta que un reloj de péndulo.
SEG: Basta de farsa.
CAR: Mi amante es obscena porque se toca la hora.
SEG: Todos me dicen que tengo una larga, resplandeciente vida por vivir. Pero yo sé que solo tengo mis propias palabras que me vuelven.
CAR: Tantos proyectos que te exaltaban.
SEG: Es tarde para hacerme una máscara.
CAR: Dijiste que querías alabar el frío, la sombra, la disolución; dijiste que mostrarías cómo todos los caminos se abren a la negra liquefacción.
SEG: Ceremonia implacable. Alguien ejecutaba un gesto perfecto que me hechizaba y me daba terror.
CAR: No te entiendo.
SEG: Mi palabra es oscura porque estoy sola.
(...)
CAR: Y si la matamos, ¿qué?
SEG: No necesito sugerencias acerca de probables epílogos. Estoy hablando o, mejor dicho, estoy escribiendo con la voz. Es lo que tengo: la caligrafía de las sombras como herencia.
(...)
SEG: El sol nace en mi mirada. Cuando cierro los ojos es de noche.Medita profundamente. Aparece Car notoriamente elegante. Trae ropas más alegres.
CAR (yendo y viniendo como un maniquí): Este modelo, señoras y señores, se llama "Después de mí, que se jodan". Seg, me siento hermoso.
SEG: No me interesa la percepción que podés tener de tu esquema corporal. Necesito silencio.
CAR: Pero al menos reconocé que en mí, ahora, todo es lujo, calma y "voluptad".
SEG: ¡Silencio, se está haciendo el silencio! Si no dejás que el silencio termine su gestación, te mato.
CAR: Adiós.
SEG: ¿A dónde vas?
CAR: Adonde nadie alumbra silencios como si fueran quintillizos.
(...)
SEG: ¿En qué pensás?
CAR: Quiero ordenar lo de aquí. (Se toca la cabeza con ambas manos). Hay como cinco chicos mendigos saltando mi cerca mental, buscando aperturas, nidos, cosas para romper o robar. Quiero hacer orden.
SEG: ¡Orden! ¿Qué es esa mentira?
CAR: Aunque sea una falacia, aspiro a tener orden. Para mí, es la flor azul de Novalis, es el castillo de Kafka.
SEG: Decí mejor que es tu musa de la mala pata.
CAR: Yo sé que es idiota, pero es lo único que quiero verdaderamente. Un espacio mío, mudo, ciego, inmóvil, donde cada cosa esté en su lugar, donde haya un lugar para cada cosa. Sin voces, sin rumores, sin melodías, sin gritos de ahogados.
SEG: ¿Es eso todo lo que querés?
CAR: Quiero un poco de orden para mí, para mí solo.
SEG: ¿No andarás enfermo?
CAR: Estás profanando mi sueño. El orden es mi único deseo, por lo tanto es imposible. En consecuencia, no creo estar molestando a nadie deseando cosas imposibles.Va hacia la puerta.SEG: ¿Por qué te vas?
CAR: Si solamente algo anduviera mejor gracias a mi presencia en esta casa. Pero no. ¿Para qué sirvo?
SEG: Para hablar conmigo. Gracias a nuestras conversaciones adelanté mi libro.
CAR: ¿Cuál libro?
SEG: ¿Qué libro?
CAR: El que adelantaste.
SEG: Pero si me estoy refiriendo a mi obra teatral.
CAR: ¡Una obra teatral!
SEG: No te hagás el viajero sin equipaje. No me vengas ahora con que me olvidé de contarte lo de la obra.
CAR: ¿Qué importa si me contaste o no? Espero que hayas adelantado mucho.
SEG: Mucho, no. No mucho. A veces el sol se me sube a la cabeza y escribo como si reaprendiera la vida desde la letra a. Otros días son como el de hoy: soy un agujero desintegrándose. (...)
(...)
SEG: Es curioso cuánto se habla para tan solo no llegar al fondo de la cuestión.
CAR: Estoy cansado de nuestros diálogos.
SEG: Tan nuestros no son. (Recitando): Soy el silencio, el pensamiento, la lengua y el eco. Soy el mástil, el timón, el timonero, el barco y la roca donde se estrella el barco.
(...)
CAR (emite una ininteligible imprecación): Si todo lo que está afuera entrara de un vez a fin de vivificar esta casa. (Va hacia la puerta). Ocurrió. Ninguna salida.
SEG: Decí unas palabras de despedida, como en el teatro.
CAR: No quiero decir nada. ¿Qué voy a decir?
SEG: Hay tanto adiós en tu mirada. Car, unas pocas palabras bien escogidas.
CAR: ¿Acaso las vas a recordar?
SEG: Sí. Voy a tener una enorme cantidad de lugar dentro del más grande silencio.Se oye un gemido brutal; es el último estertor de Macho.
CAR: He vivido entre sombras. Salgo del brazo de las sombras. Me voy porque las sombras me esperan. Seg, no quiero hablar: quiero vivir.
Julio-Agosto de 1969
No hay comentarios:
Publicar un comentario